Esta tarta es tan y tan rica, que se ha convertido en una de las favoritas de mis amigos o compañeros que la han probado. También es una de mis favoritas por su textura tan cremosa y el sabor intenso de las especias combinadas con la calabaza. De hecho, es una de las recetas más visitadas en mi primer blog (cupcakesbysilvia.blogspot), y una de las que todos los que la han hecho en casa me han dicho que les ha salido genial, así que ya podéis decir HOLA a esta tarta.
INGREDIENTES PARA LA BASE (para un molde de 23cm de diámetro)
260 g harina
1/2 teaspoon sal
110 g mantequilla
Pon la harina, la sal y mantequilla en un bol i mezcla con la ayuda de un batidor eléctrico hasta obtener una consistencia como de arena. Añade una cucharada de agua y mezcla hasta obtener una masa homogénea. Si la masa está demasiado seca puedes añadir un poco mas de agua, pero con cuidado de no pasarte. Envuelve la masa en film de cocina y déjala reposar en la nevera durante una hora.
INGREDIENTES PARA LA TARTA DE CALABAZA
Para hacer el puré de calabaza, coloca la calabaza pelada y cortada a trozos en una bandeja que pueda ir al horno. Hornéala durante una media hora a 180ºC. Una vez esté cocida, cháfala con un tenedor y pásala por un colador chino para retirar el agua.
1 huevo grande
425 g puré de calabaza
235 ml leche evaporada (leche ideal)
220 g azúcar molido
1 teaspoon sal
1 teaspoon canela molida
1/4 teaspoon jengibre molido
1 tablespoon harina
Pre-calienta el horno a 170ºC
Enharina la zona de trabajo para estirar la base de la tarta con un rodillo. Cubre todo el fondo del molde y también los laterales con la masa estirada.
En un bol, mezcla el huevo, el puré de calabaza, la leche evaporada, el azúcar, la canela, jengibre y harina con la ayuda de una cuchara de madera, hasta que quede todo bien combinado y sin grumos. Vierte esta mezcla sobre la masa base que tienes en el molde y hornéalo todo durante 30-40 minutos, o hasta que el relleno quede firme y no se menee cuando muevas la tarta. Déjala enfriar completamente, incluso está rica sacada de la nevera. Se puede acompañar con un poco de nata, pero es tan rica que ni hace falta.
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